Capítulo 4 "La Prueba de su Fe"
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando
os halléis en diversas pruebas, sabiendo que
la prueba de vuestra fe produce paciencia”
—Santiago 1:2-3
Usted verá que son muchos los beneficios que resultan de sus tribulaciones, específicamente la fortaleza y prueba de su fe. Y sin estas tribulaciones, usted no tendrá la fortaleza necesaria para terminar el curso que se le presenta ante usted.
Lo más importante que debe comprender durante sus pruebas, tribulaciones, y tentaciones es que ¡Dios está en control! Es su mano la que “permite” que estas pruebas lo toquen a usted o no. Cuando lo permite, Él manda su gracia y misericordia, las que le hacen posible soportar.
Estamos en su mano. “Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios” Eclesiastés 9:1
Permiso para la adversidad. Una de las cosas más alentadoras que sé es que Satanás no puede tocarnos sin el permiso de Dios. “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él” Job 1:12. Satanás no solo necesitaba permiso, sino que le fueron dadas instrucciones específicas sobre cómo podía tocar a Job. Satanás también pidió permiso de zarandear a Pedro. “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” Lucas 22:31.
Tentaciones
Tentaciones. La Escritura nos dice que las tentaciones que experimentamos son comunes al hombre; pero Dios nos da una manera de escapar. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resitir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” 1 Corintios 10:13.
Las tentaciones nos llegan por nuestras propias concupiscencias. Dios no nos tienta para que hagamos el mal. Es nuestra concupiscencia la que nos tienta. “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido” Santiago 1:13,14.
En su Palabra Dios nos ha dicho que sufriremos. “Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano” 1 Tesalonicenses 3:4,5. ¡No se dé por vencido! ¡No deje que Satanás le robe la bendición que Dios tiene para usted cuando haya soportado y prevalecido!
Arrepentimiento y salvación. “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte” 2 Corintios 7:9. Dios permite que seamos contristados para llevarnos al arrepentimiento. Cuando tratamos de hacer que nuestro cónyuge (u otros) se arrepientan por lo que han hecho, no producirá un genuino y verdadero arrepentimiento.
Contentamiento
Necesitamos gracia. “Y me ha dicho; Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” 2 Corintios 12:9,10. ¿Cómo logramos la gracia que necesitamos? Por medio de la humildad.
“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” Santiago 4:6. “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” Lucas 18:14.
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” Mateo 5:5. “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra” Proverbios 29:23.
El gozarnos en nuestras debilidades, confesar nuestras faltas, y ser humildes permitirá que el Espíritu Santo more en nosotros. Es así como aprendemos a tener contentamiento, sin importar las circunstancias que nos rodean.
Aprender contentamiento. Vemos que debemos aprender a estar contentos en medio de las circunstancias difíciles que Dios permite. “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” Filipenses 4:11.
Aprender la obediencia. Hasta Jesús aprendió obediencia por medio de sus padecimientos. “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” Hebreos 5:8.
Él nos perfeccionará. “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1:6. Una vez Dios haya comenzado una buena obra en usted, en su esposa o en sus seres amados, Él la perfeccionará. Recordemos que no nos toca a nosotros perfeccionar lo que Él comenzó. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” Hebreos 12:2.
Hemos de ser consuelo a los demás. No hemos solo aceptar el consuelo de Dios. Se nos manda dar ese consuelo a los demás, ¡sin importar cuál sea su aflicción! “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” 2 Corintios 1:3,4.
A muchos hombres se les hace difícil consolar a los que padecen. Algunos de nosotros no podemos consolar a nuestra esposa, o a nuestros hijos (¡a veces porque somos nosotros la causa de su dolor!). Si usted descuida su responsabilidad de ser su consolador, ellos se volverán a otros (lo que puede ser peligroso) y usted se perderá de una bendición. La bendición es la oportunidad de estar más cerca de la persona a la que consolamos. Caballeros, también es necesario que consolemos a otros hombres. Si no lo hacemos, especialmente si están experimentando dificultades en su matrimonio, quizás busquen ayuda de otra mujer (no su esposa). Esté dispuesto a humillarse y compartir sus debilidades y faltas para que su amigo sienta que puede compartir las suyas con usted. Derribe el muro del orgullo, Dios lo exaltará. Dese permiso de “gloriarse” de sus debilidades como lo hizo Pablo.
Disciplina
La disciplina de nuestro Padre. Muchas veces nuestro sufrimiento muy bien podría ser la disciplina de Dios por haber desobedecido su Ley. “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?...para que participemos de su santidad” Hebreos 12:5-7,10.
La disciplina es una bendición. Cuando usted siga el ejemplo de los profetas de la Biblia, usted ayudará a los demás a soportar su adversidad. “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo” Santiago 5:10,11. Es necesario que seamos hombres que podamos resistir las tentaciones y soportar el sufrimiento. Debemos poder estar firmes por la justicia. No debemos ocuparnos con las cosas que no tienen valor eterno, las cosas que son simplemente triviales.
La disciplina puede causar congoja. La disciplina nunca es gozosa cuando se está pasando por ella. Pero los que han sido preparados por su disciplina saben cuáles son las recompensas de la justicia: trae paz. “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” Hebreos 12:11. Los atletas toman muy en serio el entrenamiento en su deporte. ¿Y qué del entrenamiento en la fe? ¿Cuánto más debemos ser “entrenados” (por medio del sufrimiento) para recibir el apacible fruto de la justicia?
Para recibir bendición. Cuando se nos hace mal, o cuando se nos insulta, debemos soportar sin devolver el mal para poder recibir nuestra bendición. ¡Necesitamos recordar que los insultos y las maldades vienen a nuestra vida para darnos una “oportunidad” de recibir una bendición! 1 Pedro 3:9 dice: “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” Y “Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amendrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis” 1 Pedro 3:14. ¿Y qué de usted? ¿Puede resistir la tentación de estallar contra la persona que los insulta, incluso su esposa?
Comienza con los cristianos. ¿Por qué los sufrimientos deben comenzar con los cristianos? Porque los cristianos pecaminosos, desobedientes jamás atraerán a los demás hacia el Señor. Otra vez, es la “voluntad de Dios” que padezcamos. Es necesario que nos permitamos sufrir (por lo regular a manos de otro) al ponernos en las manos de Dios. “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” 1 Pedro 4:17.
Fe
El poder de nuestra fe. Es la fe lo que abre la puerta a los milagros. Usted necesita creer que Él puede hacerlo y no dudar en su corazón. “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios” Marcos 1:22-24.
Para Dios. “Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” Marcos 10:27. “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible” Mateo 19:26. Nada (NINGUNA COSA) es imposible para Dios. Trabaje con Dios. Y siendo que Él no hace excepción de personas, lo que ha hecho para otros, eso hará para usted.
Lo que dice. “Retengamos nuestra profesión” Hebreos 4:14. “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” 1 Pedro 3:15. “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no...” Daniel 3:17,18. Es necesario que digamos lo que Dios dice en su Palabra, sin titubear, con esperanza en nuestros labios. Pero espere hasta que se le pida razón. ¡Se le pedirá, si es que está lleno del gozo del Señor en medio de su adversidad! Cuando se le pida razón, debe contestar a la persona con reverencia, respeto, y mansedumbre. ¡Jamás discuta sobre la Escritura! “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mateo 5:9.
Cíñase la mente y permanezca firme. “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” 1 Pedro 1:13. Sobrio quiere decir de pensamiento claro. Sea claro en su mente sobre cómo anda para evitar las consecuencias del doble ánimo. También, tenga la seguridad de que usted no puede pelear una batalla espiritual si no está físicamente sobrio. Si usted es esclavo del alcohol, se le va a hacer difícil luchar contra los malos pensamientos y las tentaciones que llegarán a destruirlo, a usted, su hogar, y su testimonio.
Siéntase gozoso. Usted ha de sentirse gozoso en sus pruebas porque usted sabe que le están produciendo la fortaleza que le permitirá terminar la carrera que tiene por delante. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” Santiago 1:2-6. Usted debe estar preparado. ¡Su fe será probada!
Las dudas y tentaciones asaltan la mente de todos. ¡No las aliente! Al contrario, piense sólo en la verdad. Si usted duda, se le hará difícil estar firme y le será más difícil vencer las tentaciones. Es verdad que tendrá muchas pruebas. Algunas serán mayores, y otras simplemente irritaciones. Algunos de nosotros parecemos manejar mejor las pruebas mayores que las pequeñas irritaciones que nos inundan a diario. ¿Qué nota le daría a usted su esposa en la prueba de su fe? Trate de soportar sus sufrimientos como lo hizo Job.
Regocíjese. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestro pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” Filipenses 4:6-9. Está claro que la mayoría de las batallas se ganan o se pierden en la mente. Siga los consejos del Señor para tener paz en medio de las pruebas. Regocíjese en lo que Él está haciendo. Piense en estas cosas, hable de estas cosas, oiga sólo estas cosas. Usted quizás esté físicamente fuerte y en gran forma, pero ¿está fuerte espiritualmente?
La fe no se ve. “Porque por fe andamos, no por vista” 2 Corintios 5:7. Otras personas van a querer saber cómo van las cosas cuando sepan que usted está pasando por pruebas en su vida, buscando señales de mejoría. ¡Usted debe recordar que la Escritura es muy clara sobre el hecho de que la fe no se ve! Conteste la pregunta de ellos con: “¡Dios está obrando!” “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” 2 Corintios 4:16-18. La mayoría de la gente comienza a creer cuando comienza a ver que algo está sucediendo. ¡Esa no es fe! “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1.
Momentáneo. Cuando está pasando por lo que Pablo llama “leve tribulación”, aunque leve quizás lo esté aplastando. Recuérdese a sí mismo de una verdad importante: Estas tribulaciones sólo son momentáneas. “Porque esta leve tribulación momentánea. . . que se ven son momentáneas” 2 Corintios 4:17-18. Estas mismas tribulaciones no sólo son momentáneas, sino que producen algo maravilloso para nosotros en gloria. ¡Recuerde que el sufrimiento es momentáneo, y los beneficios durarán una eternidad! Andamos en el valle de sombra de muerte (Salmo 23). Pasamos por los desiertos (Isaías 48:21). Dios no quiere que usted viva ahí, sino solo que pase por ahí. “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” Isaías 43:2.
¡Atados, pero no solos! ¿Está usted atado por el pecado? Otro beneficio de pasar por tribulación se ve en Daniel 3:21-27. Entraron “atados” pero salieron “sueltos” sin ninguna otra apariencia externa. “Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Aben-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Aben-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo; ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: he aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y vendid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.” ¿Cuál será su testimonio? ¿Se permitirá entrar al horno de fuego sin patalear, gritar ni protestar?
Al ver nuestras circunstancias. Cuando Pedro vio sus circunstancias, se hundió, y usted también se hundirá. “Y él dijo; Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” Mateo 14:29-31.
Para nuestra prueba: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” Santiago 1:2-4.
Más preciosa que el oro: La prueba de su fe es más preciosa que el oro. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” 1 Pedro 1:6,7. Son tantos los que han fallado en su prueba y han seguido caminando por el desierto como lo hizo el pueblo de Israel.
Guarde la fe: No se vuelva hacia otra dirección cuando las cosas se pongan difíciles. Satanás es conocido por traer nuevas (y erróneas) soluciones para nuestras pruebas. Esta es una prueba de nuestra fe. “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia” 2 Timoteo 4:7. Como el jefe de su familia, ¡usted debe mantener su compás espiritual en un curso fijo!
El cordón de tres dobleces
Pida a Dios otro hombre que estará firme a su lado. Busque otro hombre que le ayudará a permanecer firme y responsable. “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” Eclesiastés 4:9-12.
Siendo que un cordón de tres no se rompe fácilmente, trate de buscar a dos hombres que lo apoyen, lo animen, y lo mantengan firme en la dirección de su fe. He aquí algunos ejemplos de “cordones de tres” que se encuentran en la Escritura:
Moisés, Aarón y Hur. “Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol” Éxodo 17:12.
Pablo, Lucas y Timoteo. Cuando Pablo estaba en la cárcel, tenía dos hombres que lo animaban. Cuando se fue Demas, Pablo mandó traer a Timoteo. Se nos dice que Demas se fue porque las cosas del mundo ahogaron la Palabra en él. El siguiente versículo nos dice cómo: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” Mateo 13:22. La Escritura dice específicamente que podemos dejar de dar fruto debido a la preocupación y también a las riquezas. Así que tengamos cuidado de no preocuparnos por nuestras circunstancias ni de enredarnos en el dinero o en las cosas materiales. Necesitamos confiar que “Dios, pues, suplirá todo lo que os falta” Filipenses 4:19. También, no olvidemos a los tres jóvenes del libro de Daniel: Sadrac, Mesac, y Abed-nego.
Pida la dirección de Dios en medio de las pruebas. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” Proverbios 3:5,6. Pídale fortaleza. Acérquese a Él en su momento de necesidad. Deje que lo discipline, que lo pruebe. Siempre regocíjese en todas las cosas, no solo en las cosas buenas, sino también en las dificultades que le lleguen. Guarde su esperanza cerca de sus labios y permanezca firme de mente. Siempre recuerde que es su voluntad que usted esté pasando por estas dificultades y que son para su bien.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”
Romanos 8:28
“Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre”
Hechos 5:41
Cuando se encuentre con dificultades, use esta rápida referencia para renovar su fe:
Dios tiene el control, no el hombre ni Satanás
- La justicia es del Señor (Proverbios 29:26)
- Una respuesta es del Señor (Proverbios 16:1)
- El corazón lo cambia el Señor (Proverbios 21:1)
- Sus obras están en las manos de Dios (Eclesiastés 9:1)
- El Señor lo ha hecho (Salmos 44:9-15)
- Él (Dios) levantó la tormenta (Salmos 107:1-32)
- Él (Dios) alejó al amigo y al compañero (Salmos 88:8,18)
¿Qué beneficio nos darán nuestras pruebas?
- Aprenderemos contentamiento (Filipenses 4:9)
- Recibiremos una recompensa (2 Timoteo 4:7,19)
- No nos faltará nada (Santiago 1:2-4)
- Compartiremos de sus sufrimientos (1 Pedro 3:13)
- Recibiremos misericordia (Hebreos 4:15)
- Aprenderemos obediencia (Hebreos 5:7,8)
- Aprenderemos paciencia (Santiago 1:2-4)
- Recibiremos la corona de vida (Santiago 1:12)
- Probaremos nuestra fe (1 Pedro1:6,7)
- Seguiremos sus pasos (1 Pedro 2:21)
- Tendremos en el poder de Cristo en nosotros (2 Corintios 12:9,10)
- Seremos perfectos, confirmados, fortalecidos y establecidos (1 Pedro 5:10)
Compromiso personal: Tenerlo por gozo cuando me encuentre con la prueba de mi fe. “Basado en lo que he aprendido de la Palabra de Dios, me comprometo a dejar que la prueba de mi fe me ayude a producir paciencia. Y dejaré que la paciencia obre su perfecto resultado, para poder ser perfecto y completo, sin que me falte nada.”
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