Capítulo 14 "El que esté sin pecado"
“Y a ti te daré las llaves
del reino de los cielos ....”
—Mateo 16:19
Jesús nos dio las llaves de los cielos para “atar” el mal y “desatar” el bien. “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.” Mateo 16:19.
Remueva el mal. Busque un versículo sobre aquello que usted quiere remover. Primero tiene que atar al “hombre fuerte”, que es el espíritu que se ha apoderado de la persona por quien usted está orando. Busque un versículo que le sirva a usted de oración. “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte ... si antes no le ata ...”. Marcos 3:27.
Sustituir el mal por el bien. ¡Esto es sumamente importante! “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: ‘volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” Lucas 11:24-26.
Si usted no sustituye. Si usted no llena el vacío que el espíritu inmundo ha dejado con algo bueno, éste volverá y las cosas se harán peores que antes de que usted orara. Usted siempre debe sustituir el mal por algo bueno. Esta es una razón por la que las personas que se ponen a dieta en realidad se ponen más gordas. Los expertos dicen que dejan de comer todo lo malo o tratan de no comer nada, pero nunca lo sustituyen por algo bueno.
Sustituya las mentiras con la verdad. La verdad sólo se encuentra en su Palabra. A menos que lo que usted oiga, lea o alguien le diga concuerde con un principio de la Palabra de Dios, ¡ES UNA MENTIRA!
Sustituya el “brazo de la carne” con el “Señor”. Sustituya el confiar en “el brazo de la carne” (usted mismo, un amigo, el que sea) con la confianza en el Señor. “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo ... Bendito el varón que confía en JEHOVÁ, y cuya confianza es JEHOVÁ.” Jeremías 17:5,7. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.” Efesios 6:10.
¡Sustituya el huir de todo por el correr hacia Dios! “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.” Salmo 46:1. ¡Corra al libro de los Salmos! Lea los Salmos (y los Proverbios) todos los días. Lea el Salmo que corresponda con el día del mes más 30 hasta el final, luego lea el Proverbio correspondiente. (p. ej., el 5 del mes leerá el Salmo 5, el 35, 65, el 95, el 125 y el quinto Proverbio.) Una manera fácil de acordarse es escribir dónde pasar a leer al final del salmo (p. ej., al final del Salmo 6 escribirá 36. Al final del 36 escribirá 66. Cuando llegue al Salmo 126, escribirá Proverbios 6.)
Siendo que el Salmo 119 es tan largo, se reserva para el 31 del mes. De manera que el 31 del mes usted leerá el Salmo 119 y Proverbios 31. Dicho sea de paso, señores, un dato interesante: Proverbios 31, donde se describe la perfecta casada, fue escrito para un hombre por su madre. Era una lista de atributos que ella deseaba que él buscara al escoger una esposa. Aun así, no debe ser usado como medida para juzgar a su esposa.
Preparándose para la guerra
Vístase diariamente de la armadura tal como se describe en Efesios 6:10-18.
Las asechanzas del diablo. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” Efesios 6:10,11. Recuerde quién es su verdadera adversario: Satanás, no su esposa.
Toda la armadura de Dios. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo.” Efesios 6:12,13. Debe resistir el temor que puede hacer que quiera huir o darse por vencido. Esté firme, y habiendo acabado todo, siga estando firme. Si tiene usted problemas con el temor, lea el Salmo 37 para recibir aliento.
Estad firmes. “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad.” Efesios 6:14. La gente habla de “dar un paso de fe”, ¡pero a veces es mejor simplemente estar firme! ¿Está usted confiando en Dios o tentando a Dios? A veces parece que estamos dando “un paso de fe”, pero en realidad lo que estamos haciendo es arrojándonos de un precipicio.
Son nuestras convicciones las que harán que estemos “firmes” sobre lo que es justo. Si Dios permite la adversidad en nuestra vida, nuestro testimonio será nuestra firmeza. No obstante, como verá más adelante en este capículo, a veces se nos pide que demos un paso adelante y caminemos sobre las aguas, como a Pedro se le pidió que hiciera. Discierna la intensidad de la urgencia. Generalmente es nuestra “carne” la que trae la urgencia. Dios por lo general dice que esperemos.
Su justicia. “...y vestidos con la coraza de justicia...”. Efesios 6:14. Dios está hablando de su justicia, no la justicia de usted. El nos dice en su palabra que nuestra justicia no es sino “trapo de inmundicia” (Isaías 64:6).
Camine en la paz. “Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” Efesios 6:15. ¿Es usted un pacificador? Entonces Jesús dijo que usted es bienaventurado (Mateo 5:9).
El escudo de la fe. “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.” Efesios 6:16. Tiene que tener fe – no en sí mismo o en otra persona, como un abogado o un juez – ¡fe en Dios, solamente en El! Las circunstancias nada tienen que ver con la fe. Crea solamente en su Palabra para tener la verdad tocante a su situación.
El yelmo de la salvación. “Y tomad el yelmo de la salvación.” Efesios 6:17. Tiene usted que ser salvo; tiene que ser uno de sus hijos a fin de poder ganar una difícil batalla espiritual. Es tan fácil como hablar con Jesús (orar) ahora mismo. Simplemente dígale en sus propias palabras que lo necesita ahora. Pídale al Señor que se haga real en usted. Dele su vida, una vida toda deshecha, y pídale al Señor que la haga nueva. Dígale que usted hará todo lo que le pida puesto que El es ahora su Señor. Pídale que “le salve” de su situación y del tormento eterno que aguarda a todo el que no acepte su don de vida eterna. Dele gracias por su muerte en la cruz y por la sangre que El derramó por usted a fin de lavar todos sus pecados. Ahora usted puede creer que no volverá a vivir solo. Dios estará siempre con usted y usted pasará la eternidad en el Cielo.
La espada del Espíritu. “Y tomad ... la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”
Efesios 6:17. Esto es exactamente lo que hemos estado enseñando. Las Verdades que hallamos en su Palabra es lo que usamos cuando batallamos contra el mundo espiritual. ¡Cuando la batalla es del Señor, la victoria es nuestra! Apunte (en fichas) las escrituras que va a necesitar para ayudarle a ganar su batalla. Téngalas consigo todo el tiempo. Cuando sienta que se aproxima un ataque, como el enojo o la ansiedad, lea los versículos que atañen y esté firme en su fe. “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” Salmo 46:10.
Ore en todo tiempo. “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.” Efesios 6:18. Ore desde lo más profundo de su espíritu. Tenga tiempos de oración tres veces al día (como lo hizo Daniel). ¡Y recuerde, aunque le echen en el foso de los leones, Dios le cerrará la boca a todos los leones.
Esté alerta. “Y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” Efesios 6:18. Ore por una persona que usted conoce cada vez que Satanás trate de abrumarle.
Ore por aquellos que le persiguen. Dios también nos pidió que orásemos por otras personas: nuestros enemigos, cada uno de ellos. Ore por sus enemigos y pídale a Dios que le muestre lo que El quiere que usted haga para bendecirles. No fue sino hasta que Job oró por sus “amigos” (quienes se habían puesto en su contra) que Dios restauró lo que Job había perdido. “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.” Job 42:10. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos ... y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” El entonces explica por qué: “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:44,45.
Conozca la Palabra de Dios
Su Palabra no volverá vacía. Debe usted conocer y aprender la Palabra de Dios. Debe usted emprender una búsqueda de las benditas promesas de Dios. Estos principios que hemos estado aprendiendo son de su palabra, y cuando hablamos con El de su Palabra durante la oración, su Palabra no retornará vacía. ¡Esta es su promesa para usted! “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:11. Su deseo es que usted sea vencedor de los males de este mundo. Tiene que orar conforme a su Palabra. ¡Al no aceptar usted ninguna limitación o falsedad, entonces puede esperar recibir las promesas garantizadas de Dios! ¡Amén!
Busque sus principios por toda la Biblia. Busque entendimiento. Dios dice que si buscamos hallaremos. La Palabra de Dios da sabiduría. Al profundizar más en su significado, recibimos un mejor entendimiento. “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Lucas 11:9. Y una vez que usted sabe lo que ha de hacer, entonces podrá aplicarlo a su vida. “Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable.” Proverbios 24:3,4.
Lea su Palabra con deleite. Marque los versículos en la Biblia que realmente parecen hablarle a usted. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Salmo 37:4. Luego usted puede usar estos versículos para referencia rápida en tiempos de ansiedad (o cuando esté llevando a alguien a la Verdad). En Lucas 4:4-10, ¿qué respondió Jesús cuando Satanás trataba de tentarle? “Jesús, respondiéndole, dijo: escrito está...”, “escrito está”, “porque escrito está...”.
Memorice. Medite día y noche. Memorice las promesas que encuentre en su Biblia a fin de que su bendita seguridad penetre en su alma. Debe aprender y conocer las promesas de Dios si quiere poder depender de El solamente. “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” Salmo 1:2,3.
No importa lo malo que parezcan las cosas, Dios sí está en control. Nuestro consuelo estriba en saber que es Dios y no nosotros quien lleva el control, y ciertamente no lo lleva Satanás. “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” Lucas 22:31,32.
Zarandear. Jesús sabía el resultado; sin embargo, Pedro todavía tenía que pasar por el “zarandeo” para estar listo para el llamado de Dios en su vida. ¿Estará usted listo cuando Dios esté listo para restaurarle su esposa a usted?
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:4.
La guerra espiritual
Su batalla puede ser ganada o perdida en su mente. ¡Así que lleve cautivos sus pensamientos ! Estamos “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.” 2 Corintios 10:5,6. No se deje atrapar de las manos del enemigo. No entretenga pensamientos malignos. ¡Llévelos cautivos!
Vencer el mal con el bien. Satanás sabe que si él puede dividir, puede vencer. La mayoría de nosotros caemos en sus manos. La Escritura nos dice: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Romanos 12:21.
El poder de tres
Dos o tres congregados. Busque otros dos hombres que oren con usted. “Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.” Exodo 17:11,12. Busque otros dos hombres que le sostengan para que usted no se canse. Ore y pídale a Dios que le ayude a encontrar a otros dos que tengan la misma mente y crean con usted por su matrimonio. El poder de tres. “Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.” Eclesiastés 4:12.
El uno levanta al otro. “Mejores son dos que uno: porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.” Eclesiastés 4:9, 10.
El está ahí con usted. “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:20. “Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” Daniel 3:24,25. Verá usted que el Señor estará con usted - ¡gloria!
De acuerdo. “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” Mateo 18:19.
¿Cuándo dejará usted de orar? ¡Nunca! Tenemos ahí un magnífico ejemplo de que Dios no siempre quiere decir que “no” cuando parece que nuestras oraciones pasan sin contestar.
Grande es tu fe. La mujer cananea siguió rogándole a Jesús que sanara a su hija. El resultado: “Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.” Mateo 15:28. Cuando oramos por algo que claramente está en la voluntad de Dios, y parece que no ha sido oído, o que El ha dicho lo que pensamos es un “no”, ¡acaso Dios quiera simplemente que sigamos pidiendo, esperando, suplicando, ayunando, creyendo, llorando, y postrándonos ante su presencia!
La batalla por el alma de ella. ¿Es el suyo un yugo desigual? Señores, ¿es la batalla en su hogar la batalla por el alma de su esposa? ¿Es el suyo un yugo desigual? Recuerde que usted tiene esta promesa: “Y serás salvo, tú y tu casa”. Hechos 16:31. Recuerde: la esposa es santificada por su marido creyente. “¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” 1 Corintios 7:16.
Oración y ayuno
Oración y ayuno. Jesús les dijo a sus discípulos: “Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” Mateo 17:21. Si ha estado usted orando fervientemente y ha verificado si sus caminos son puros, entonces el ayuno quizá sea necesario. Hay diversos tiempos para ayunar:
Ayuno de tres días. Ester ayunó buscando “el favor” de su marido, el rey. Ella ayunó tres días buscando “favor”. “Vé y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente.” Ester 4:16. Este ayuno (o el día 7) tiene otro beneficio para los que estamos enojados o tenemos una “espada” en lugar de lengua. ¡Se pondrá usted débil! Aprenderá a no discutir. Se hará usted más manso.
Ayuno de un día. El ayuno de un día comienza por la tarde después de la cena. No comerá pero podrá beber agua durante las 24 horas que dura el ayuno. Una vez que cumpla las 24 horas podrá tener la cena. Usted ora y ayuna durante este tiempo por su petición. Este ayuno se podrá hacer dos veces a la semana, o más, según el Señor le inste.
Ayuno de siete días. Hay un ayuno que dura siete días. (Siete días parece representar algo completo.) “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.” Nehemías 1:4. Por lo general es durante tiempos de grande dolor que se es “llamado” a ayunar durante siete días.
Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno. Cuando usted tenga hambre y esté débil, use ese tiempo para la oración y la lectura de su Palabra. “Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno, y mi carne desfallece por falta de gordura.” Salmo 109:24.
Para ser vistos. Mantenga su ayuno lo más callado que le sea posible. Durante el ayuno, debe guardar silencio, sin quejarse nunca ni llamar la atención hacia usted. “Cuando ayunéis, no seáis auteros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:16-18.
Cuando la batalla haya sido ganada, paraos y ved. Una vez que sabe que ha orado y ayunado, haga lo que dice la Escritura: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros.” 2 Crónicas 20:17.
Nadie debe gloriarse. Dios dice que somos gente obstinada. Cuando ha sido ganada una batalla o cuando se ha terminado la guerra, gloriémonos solamente en El. Permanezcamos humildes. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8,9. “No pienses en tu corazón ... por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra ... sino por la impiedad ... Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón, sino por la impiedad de estas naciones ... porque pueblo duro de cerviz eres tú ... habéis sido rebeldes a Jehová.” Deuteronomio 9:4-7. Todos hemos pecado y hemos sido destituidos de la gloria de Dios. Así que recordemos esto cuando la batalla haya sido ganada. Nuestra justicia no es nada más que trapo de inmundicia. ¡Gloríese en El!
La intensidad de sus pruebas es señal de que la victoria está cerca. Sus pruebas acaso se intensifiquen cuando esté cerca de ganar la victoria. “Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Apocalipsis 12:12.
Recuerde, usted debe luchar correctamente. Haga lo que Dios dice. ¡Sí dará resultado! No trate de defenderse a sí mismo. “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” 1 Pedro 3:8,9.
Esta es una batalla espiritual. “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” Mateo 26:53. Nuestro Padre celestial llamará a los ángeles para que peleen por usted en los “lugares celestiales” donde se está librando la “batalla verdadera”. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12. Ore meditando en el Salmo 91 por su familia.
Su esposa ciertamente no es su enemigo. “No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Romanos 6:16. Cuando su esposa está en pecado, simplemente es esclava del diablo. Usted podría pensar que ella es horrible, pero también lo es usted si sigue actuando con venganza. (¡Recuerde que eso le pertenece a El solamente!). “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.” 2 Corintios 10:3,4. Vayamos a la raíz de la causa en vez de solamente el síntoma.
Sea dedicado. Sea dedicado no importa las consecuencias y deje los resultados en las manos de Dios. “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” Daniel 3:17,18.
Estos jóvenes creyeron que Dios los libraría, pero no importa las consecuencias, estaban resueltos a obedecer al Señor. Dios, no obstante, los libró del horno de fuego - ¡y El quiere librarle a usted también! ¡La batalla es de El! Clame al Dios de las Huestes: El es el guerrero.
Que Dios le otorgue la victoria
Compromiso personal: batallar en el Espíritu por mi esposa y mi matrimonio. “A base de lo que he aprendido de la Palabra de Dios, me comprometo a lidiar en el Espíritu en vez de seguir luchando en la carne. Reconozco que cuando batallo en la carne estoy perdiendo la batalla espiritual. Por tanto me comprometo a utilizar mis energías, mi tiempo y mi pensar diario hacia la batalla espiritual por mi matrimonio y por mi familia.”
Comencemos nuestro compromiso orando según su Palabra
“Amante Padre Celestial, entro en mi aposento de oración y ahora que he cerrado la puerta, te oro a ti Padre, en lo secreto. Y al verme tú aquí en secreto, me recompensarás en público. Está escrito que todas las cosas que te pidiéremos en oración, creyendo, las recibiremos.”
“Oh Dios, tú eres mi Dios; temprano te buscaré; mi alma te anhela en tierra seca y sedienta, donde no hay agua. Señor, no hay nadie sino tú para ayudarme en la batalla entre los poderosos y aquellos que no tienen fuerzas; así que ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, pues en ti confiamos, y en tu nombre venimos contra esta multitud. Oh Señor, tú eres mi Dios; que ningún hombre prevalezca contra ti.”
“Tus ojos, Señor, se mueven por todas partes por toda la tierra de modo que sostengas con fortaleza aquellos corazones que son del todo tuyos. Escudriña mi corazón.”
“Pues aunque andamos en la carne, no batallamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para derribar fortalezas. Derribando toda imaginación y toda cosa alta que se exalta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y tú estás del todo listo para vengar toda desobediencia cuando tu obediencia es cumplida.”
“Oh que la maldad de los impíos se acabe, pero establece a los justos. No tendré temor de malas noticias; mi corazón está quedo, confiando en el Señor. Mi corazón está establecido; no temeré, hasta ver mi deseo venir sobre el enemigo.”
“Sea bendecida mi fuente, y me regocije con la esposa de mi juventud. Que mi esposa, oh Señor, sea como la cierva amante y placentera, que tenga la cualidad oculta e imperecedera en su corazón, de un espíritu suave y apacible, que es precioso en tus ojos.”
“Todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo. Te pido, oh Padre Celestial, que reprendas y ates a Satanás en el nombre y por la sangre de mi Señor Jesucristo. Fortifica su camino con espinos y edifica un muro sobre ella para que no encuentre sus veredas. Entonces me dirás, amante Señor: ‘Vuelve, ama a una mujer que es amada de su marido’. Por tanto, le hablaré amablemente y la atraeré al desierto. Porque un hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.”
“Que sea yo como Abraham, que esperó contra toda esperanza, creyendo en la esperanza, y no siendo débil en la fe, no titubeó en cuanto a las promesas de Dios por la incredulidad, sino que fue fuerte en la fe, dando gloria a Dios. Y estando del todo persuadido de que lo que El había prometido El podía cumplir.”
“Porque somos salvos por la esperanza, pero la esperanza que se ve no es esperanza; porque lo que el hombre ve, ¿por qué sigue esperándolo? Pero si esperamos lo que no vemos, ¿entonces con paciencia lo esperamos? Hubiera desmayado si no hubiera creído que vería la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor, sé valiente y El fortalecerá tu corazón, sí, espera en el Señor. Mas los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas, se remontarán como con alas de águila, correrán y no se cansarán, andarán y no se fatigarán.”
“Porque desde el comienzo del mundo los hombres no han oído, ni han percibido con el oído, ni el ojo ha visto, oh Dios, fuera de ti, lo que has preparado para el que espera en ti. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días. Amén.”
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