Capítulo 2 "Nosotros somos el Barro"

“Tú eres nuestro padre; nosotros barro, y
tú el que nos formaste; así que obra de tus
manos somos todos nosotros”
—Isaías 64:8.

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Cuando usted está pasando por una crisis en el matrimonio, es fácil concentrarse en lo que su esposa le está haciendo a usted. Sin embargo, mientras usted haga esto, luchará y posiblemente nunca tendrá la victoria. En el capítulo que se aproxima titulado “Las armas de nuestra milicia”, usted aprenderá que su esposa no es el enemigo. En este capítulo, usted aprenderá que muchas veces Dios no cambia el comportamiento de su esposa porque Él está usando lo que ella está haciendo como la rueda del alfarero. Sin embargo, usted prefiriría que Él usara otra cosa o a otra persona, no a su esposa y no su matrimonio. No obstante, usted está en las manos de Él a medida que comienza ahora a moldearlo más según su imagen.


¿Pleitear con su Hacedor?“¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu obra: No tiene manos?” Isaías 45:9. Deje que Dios sea Dios. Y en vez de quejarse por la persona a “quien Él usa” para irritarlo, piense en cualquier otro querido hermano que ha tenido que soportar otros sufrimientos, como la muerte de un ser amado, o quizás ha padecido de una enfermedad por toda la vida o ha visto sufrir a uno de sus hijos. Si usted tiene muchas pruebas como ésta en su vida y en su matrimonio, ¡alabe a Dios! Él está dispuesto a sacarlo victorioso como un vaso digno listo para ser usado por Él.


Según le pareció mejor al alfarero. “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla” Jeremías 18:4. Dios ha creado a cada persona para su buen agrado y para su propósito. Si usted ha tenido que volver a la rueda del alfarero muchas veces en muchas situaciones en su vida, es simplemente porque Él decide volver a darle forma hasta que le parezca mejor a Él. También, fíjese que el barro se echó a perder. Mire que no siente amargura hacia su esposa, sus padres, o Dios. Permita que Dios le quite los recuerdos amargos que hacen que usted (el barro) se eche a perder en las manos del alfarero.


Pero es que usted no entiende. Muchos hombres dicen: “¡Es que usted no entiende!” Sí, de muchas maneras yo no entiendo, porque nadie, excepto Jesús, en realidad entiende. “¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?” Isaías 29:16. Hable con Él sobre su situación y permita que Él le dé paz. Él sabe lo mejor para usted, así que coopere con Él. 

Usted está en sus manos. “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” Jeremías 18:6 ¿No le da consuelo saber que usted está en la mano de Dios? Aunque el comportamiento y los labios de su esposa digan que a ella no le importa, a su Señor sí le importa. ¿De quién más necesita?


¿Para honra o para deshonra? “¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” Romanos 9:21.

¿Alguna vez se ha dicho que al salir de esta prueba usted va a “¡darle una lección!” (a su esposa)? Varón, la humildad le permitirá ser exaltado. Permanezca humilde. No use la victoria que espera para exaltarse sobre su esposa. “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” Santiago 4:10. “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” 1 Pedro 5:6.

La humildad


Sobre el cual mi nombre es invocado. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se conviertieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre paras siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” 2 Crónicas 7:14-16. Una vez usted clame a Él, usted será llamado por el nombre de Cristo. Un cristiano es un “seguidor de Cristo”. Recuerde, usted debe ser uno de sus hijos. Es tan fácil como hablar con Dios ahora mismo.


Humíllese. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre paras siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” 2 Crónicas 7:14-16. A veces las personas voluntariosas, orgullosas entienden la Palabra sin el Espíritu; pero para conocer la mente de Dios es necesario que pongamos atención en humildad al Espíritu de Dios.

La humildad será probada.“Para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos” Deuteronomio 8:2.


La humildad lo salvará. “Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá; y Dios salvará al humilde de ojos” Job 22:29.


La humildad fortalecerá su corazón. “El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído” Salmo 10:17.


Él enseña y dirige al humilde. “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera” Salmo 25:9.


Sólo los humildes herederán la tierra. “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz” Salmo 37:11.

Los humildes serán exaltados. “Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes” Lucas 1:52.


Sólo a los humildes se dará gracia. “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” Santiago 4:6,10. 

La humildad está enraizada en el espíritu. “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables” 1 Pedro 3:8.

Andar en el Espíritu


Andar por el Espíritu. Ser lleno del Espíritu Santo le permitirá andar en el Espíritu, no en el pecado, o en los deseos de la carne.


Mi espíritu. “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” Ezequiel 36:27.


Andar en el Espíritu. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” Gálatas 5:16.


Orar. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; Porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” 2 Crónicas 7:14-16.

Esperar
 

Esperar. Muchas veces la batalla se seguirá lidiando por usted. Usted también debe recordar que pueden haber muchas “batallas” que deben pelearse (y ganarse) en la guerra contra su matrimonio. Sólo recuerde: ¡Cuando la batalla es del Señor, la victoria es nuestra! Así como con todas las guerras en la vida, no todas las batallas son ganadas por el mismo lado. De modo que no se desanime si no ha cumplido y ha cometido errores. Tenemos consuelo en saber que Él nos oye inmediatamente, pero la respuesta quizás sea lenta en llegar.

En el libro de Daniel vemos que un ángel le habló y nos dio estos discernimientos: “Porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” Daniel 10:12,13. Quizás se tome cierto tiempo para ganar las batallas, no se denanime. “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien” 2 Tesalonicenses 3:13.


Su tiempo. Una cosa debe entender: Dios parece obrar cosa por cosa. Debemos cooperar con Él en su tiempo. Esto no quiere decir que es necesario que esperemos para orar; sólo quiere decir que es necesario que esperemos que Dios cambie la situación en el momento oportuno. ¡Gracias a Dios que Él no saca a relucir (por medio de la convicción) todos mis pecados al mismo tiempo! Si usted no comprende este punto tan importante, quizás se fatigue y no pueda vencer. “El que venciere heredará todas las cosas” Apocalipsis 21:7. 

Condiciones


Haga que sus deseos sean conforme la voluntad de Dios. La promesa de Jesús está basada en esta condición: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” Juan 15:7. Cuando su corazón descansa en Jesús solamente y la voluntad suya tiene como centro la voluntad de Él, usted en verdad lo hace a Él Señor. Y conocer su voluntad es conocer su Palabra. Es la voluntad de Dios que su matrimonio sea sanado. Él odia el divorcio y hemos de ser reconciliados. Sin embargo, Él tiene condiciones. 

La condición de la bendición. Toda promesa de Dios tiene una condición para recibirla. Muchos se adueñan de una porción de la Escritura pero omiten la condición.


 

Condición: “Cree en el Señor Jesucristo...


Promesa: y serás salvo” Hechos 16:31.

 

Condición: “Deléitate asimismo en Jehová...


Promesa: Y él te concederá las peticiones de tu corazón” Salmos 37:4.

 

Condición: “Instruye al niño en su camino...


Promesa: Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” Proverbios 22:6.

 

Promesa: “...todas las cosas les ayudan a bien...” Romanos 8:28.

Condición: 1. “...a los que aman a Dios...”

  1. “...a los que conforme a su propósito son llamados.”

 

¡Fueron alumbrados!


Si buscaren mi rostro. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos camino; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” 2 Crónicas 7:14- 16.

Fueron alumbrados. “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados” Salmos 34:5.


Buscad...continuamente. “Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente” Salmos 16:11.

Me buscarán. “...busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” Oseas 5:15.

Convertirse


Convertirse de los malos caminos. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos camino; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” 2 Crónicas 7:14-16. Las Escrituras no son sólo para la cabeza; son para el corazón y la voluntad. Para poder recibir el verdadero impacto de la Escritura, debemos rendir nuestra vida y nuestra voluntad a la dirección del Espíritu Santo. Debemos estar dispuestos a convertirnos.

¿A quién oye el Señor? “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos” Salmo 34:15. “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias” Salmos 34:17.


¿A quién no responderá? Cuando estamos en pecado, Él no responderá, aunque clamemos a Dios. “Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras” Miqueas 3:4.

Todos hemos pecado. Todos hemos pecado y no merecemos la gloria de Dios; pero Dios envió a su Hijo. “A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad” Hechos 3:26.


Obedecer es mejor que sacrificio. “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” 1 Samuel 15:22. ¿Sabía usted lo que debía hacer pero no lo hizo? ¡Obedezca! “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:17.

Comience a orar Salmo 51:2-4. “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.”

¿Fe o temor?


Pedro. Lea el relato de Pedro en Mateo 14 comenzando con el versículo 22. Jesús pidió a Pedro que anduviera sobre el agua. Él le está pidiendo a usted ahora mismo que ande sobre el agua. ¿Va a salirse de la barca?

Fíjese que cuando Pedro clama a Jesús, va seguido de las palabras en seguida. En seguida Jesús les habló y les dijo que tuvieran ánimo. Después, cuando Pedro comienza a hundirse, clama al Señor, y “al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él” Mateo 14:31.


Temor. Una pregunta que nos debemos hacer es: “¿Por qué se hundió Pedro?” “Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo” Mateo 14:30. Si usted ve su situación y la batalla que ruge a su alrededor ¡se hundirá! ¡Pedro apartó sus ojos del Señor, y el resultado fue el temor! Dice: “tuvo miedo”. Si usted aparta sus ojos del Señor se hará temeroso. ¿Qué sucedió a los demás que estaban en la barca? (¿Se olvidó que había otros que no se salieron de la barca?) Dice: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios” Mateo 14:33. ¿Está usted dispuesto a dejar que Dios lo use para mostrar su bondad, su amor, su protección, para que los demás se acerquen a Él? ¡Hay una gran recompensa! Esto es evangelismo. Los demás se acercarán al Señor cuando estén en dificultades porque han visto la paz de usted a pesar de sus circunstancias.


Se calmó el viento. “Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento” Mateo 14:32. Su batalla no seguirá para siempre. Esta prueba era necesaria para hacer a Pedro lo suficiente fuerte como para ser la “Roca” de que Jesús había hablado (Mateo 16:18). Satanás (y los que trabajan para él) le dirán que usted permanecerá en la prueba a menos que se aleje, o que se dé por vencido. Jamás fue la intención de Dios que permanezcamos en el “valle de sombra de muerte” En el Salmo 23 dice que pasamos por el valle de sombra de muerte. ¡Satanás quiere que creamos que Dios quiere que vivamos ahí! Él quiere pintarnos un cuadro sin esperanza. Dios es nuestra esperanza, y la esperanza es la fe en su Palabra que usted debe sembrar en su corazón.

Fe
 

Abraham. Abraham era un buen ejemplo de la fe. Cuando tenía cerca de 90 años de edad, y todavía no tenía el hijo que Dios le había prometido, dice que “él creyó en esperanza contra esperanza” (Romanos 4:18). Qué bueno, ¿no? Aunque se le había acabado toda esperanza, él seguía creyendo en Dios y confiando en su Palabra. Nosotros debemos hacer lo mismo.


Ponga en práctica la fe que posee. “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible” Mateo 17:20.

Si le falta fe. Si le falta fe, pídasela a Dios. Ruge una batalla, aun por nuestra fe. “Pelea la buena batalla de la fe” 1 Timoteo 6:12. Y “he peleado la buena batalla, he acabo la carrera, he guardado la fe” 2 Timoteo 4:7. “Y no pudo hacer (Jesús) allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos” Marcos 6:5. Debemos tener fe.

Imitadores de la fe. Haríamos bien en imitar a los que demostraron fe en la Escritura (puede encontrar la “Sala de Honor de la Fe” en el capítulo 11 de Hebreos). Es necesario que nos comportemos según las promesas de Dios, que seamos “imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas” Hebreos 6:12. Hay muchos hombres y mujeres que han seguido los principios que se encuentran en este libro y que han tenido la victoria sobre sus matrimonios en problema, y hasta deshechos. Como dice el himno, lo que hizo por otros, eso hará por ti. 

Duda


De doble ánimo o que duda. No debe ser de doble ánimo. Su mente no debe vacilar ni dudar de Dios. “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” Santiago 1:6-8. “Aborrezco a los hombres hipócritas; mas amo tu ley” Salmos 119:113. Si tiene problemas con el doble ánimo, es necesario que lea y medite en la Palabra de Dios [la Verdad]. También, debe apartarse de los que le dicen algo contrario a lo que usted se aferra. Y siempre hable “la Verdad”.

Fe sin obras. “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” Santiago 2:18. Muestre a los demás que usted tiene fe con sus obras. Si usted cree que su esposa volverá, compórtese según esa fe. Use su anillo de matrimonio. Y si es ella la que se ha ido, usted debe dejar su lado del ropero vacío, su lado de la cama vacío, y sus gavetas vacías. “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” Santiago 2:20. Si usted cree que va a suceder aquello por lo que está orando, ¡comience a tratar a esa persona como si ya hubiera cambiado! Si usted cree que usted y su esposa serán restaurados, compórtese como tal. No se ponga pesado ni exigente. Sea la clase de esposo que será cuando ella vuelva, no si es que vuelve – amoroso y comprensivo.

Firme en su fe. Recuérdese a sí mismo de aquellos que vencieron y recibieron la vida abundante que Dios les había prometido. “Resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” 1 Pedro 5:9.

Fe


Lo que no se ve. Muchos quizás le pregunten si es que ve algún cambio en su esposa o en su situación. Comparta estas escrituras con ellos. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1. “Porque por fe andamos, no por vista” 2 Corintios 5:7.


La Palabra. ¿Cómo obtenemos o aumentamos nuestra fe? “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios” Romanos 10:17. Lea más de su Palabra y de los testimonios de los demás. Rodéese de hombres que puedan ser fieles con usted. Los que han permanecido firmes por Dios le enseñarán y lo sostendrán. Muchas veces cuando sienta que casi se le ha acabado toda su fe, debe dar el poquito que le queda. Llame a alguien que le dé la impresión que necesita ser animado, y dele el resto de su fe. Colgará el teléfono lleno de gozo porque Dios lo llenará a usted de nueva fe. Lea 1 Reyes 17:12-15 para recordar a la viuda que dio a Elías lo último que le quedaba.

Obediencia. No olvide que la obediencia a Dios es indispensable para su victoria. No olvide que Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” Mateo 7:21,23.

Dentro de la voluntad de Dios. Si su corazón le dice que usted no cumple con la voluntad de Dios, que usted no guarda sus mandamientos, o que no pide cosas según la voluntad de Él, entonces, por supuesto, usted no tendrá confianza ni fe para recibir del Señor. Pida a Dios que dirija sus caminos, que cambie la voluntad suya a la de Él. 

Compromiso personal: Dejar que Dios me cambie. “Basado en lo que he aprendido de la Palabra de Dios, me comprometo a dejar que Dios me cambie por cualquier medio, o por medio de cualquier persona que Él escoja. Concentraré mi atención en cambiarme a mí mismo en vez de tratar de cambiar a los que me rodean.”

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